A lo largo de cuatro días hemos podido catar los tres campos
de nueve hoyos de La Sella en unas condiciones inmejorables. Como todo lo que pasa por las manos de
Chema Olazábal, el relax en el juego y las facilidades no se conciben, y sacarle resultado a sus campos es cosa
harto difícil. Para ser la primera vez, bien contento estoy de haber salido
vivo del Llebeig, por ejemplo, pero
desde luego que si te gusta el golf, lo disfrutas hasta las trancas. Y si,
además, las cosas están en su perfecto punto y estado, como los greenes,
impecables suelos de mármol, pues la tarjeta te cruje, pero la gozas. Es la
impresión que me llevo de ese campo… para volver, y cuanto antes.
Afortunadamente, todo esto se produce en un contexto
incomparable, como es el del Denia
Marriott Spa Resort, que como os podéis imaginar, con su confort y,
especialmente, buenas dosis de spa y algún masajillo relajante que otro, aplaca
cualquier tipo de furia golfística. Las
estridencias no tienen sitio en el contexto de Golfspain, y en sus torneos,
y entre la gente a la que mueven y fidelizan, tampoco. Así ha sido todo durante
este puente, softly, que diría algún inglés despistado, y eso mola, que para darle
al Gin Tonic y montar saraos, ya están los bares, o Denia, sus gambas y paellas… bueno, o el Belindo a la hora de entregar los premios en el sorteo, como fue el
caso.
Después de esta experiencia, ahora toca ver qué prepara la
gente de Golfspain para el próximo
puente, el de la Constitución, y a ver si hay alguna posibilidad de
montarse una escapada similar, que me da que noviembre no trae mucho golf, ni
buena climatología por mi tierra. De momento, tenéis unas cuantas fotos en este álbum del FB de estos días de relax y pachorra.
Buen día gentes del golf.
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