miércoles, 21 de mayo de 2014

Lo bueno del Open

Este es el post del buen rollo. De haber estado flipando durante más de seis días como si a un chiquillo lo sueltan en Port Aventura, subido en una nube, en dos, en tres, en cuatro, en el cielo más pomposo, en el paraíso. Esa es la sensación que me queda de éste, mi primer Open, en el PGA de Catalunya, una auténtico Olimpo del golf, el Resort del High Level, un lugar y marco incomparable como para la celebración de un evento de estas magnitudes.

Si se celebra o no allí la Ryder de 2022 tal y como se anunció, será harina de otro costal, y mucho hay que hacer, y demostrar, hasta entonces y creo que más de uno se vino un poco arriba. Pero bueno, la declaración de intenciones, hecha está.

Los marcadores son míticos.

Para mi han sido unos días fantásticos, fatigosos e intensos, pero rebosantes de felicidad, como creo que se puede ver en cualquier de los dos álbumes de pics que he subido al FB (I y II).

Además de lo que supone ver a los pros, y todo lo que ello conlleva y concierne, realmente un Open es un evento como para relacionarse con un montón de gente del golf que conoces, y a otra que pasas a conocer porque te la presenta el que conoces, o porque, sencillamente, aunque conozcas a mucha gente, aún no conoces a nadie... no sé si me explico (yo si me entiendo). Podéis ver el relato narrado a través de más de 200 fotos de los álbumes, y lo entenderéis.

Zona VIP, a primera hora, vacia.

Básicamente, para eso están los paseos e incursiones a la zona VIP, que es dónde se reune todo aquel que se ha ido a dar una vuelta por allá, y no tiene demasiado interés en ver lo recta que golpean los pros la bola, o como fallan putts, se cogen pataletas o van arrastrados por el campo. Se ve de todo, como en la viña del Señor.

El Pisha, en el tee del 10.

Los dos primeros días, los del corte, eso es lo que se ve, en un frenesí de ir y volver de players. A partir del sábado, todo entra en otro carril, y la cosa va como más rodada, aunque con un plus de tensión, el de la búsqueda del éxito. Este año, y por aquello de rizar el rizo, ha sido para el Pisha, en un alarde de correspondencia a todo el esfuerzo realizado por el golf español para que el evento deportivo más importante del European Tour que se celebra aquí saliese niquelado. Y así fue.

Vivir un Open desde una Sala de Prensa también tiene otro cariz, no tanto por acceder a sitios e información donde otros no pueden como por estar codo a codo con la nutrida tropa de 'compañeros del metal' que por allí meten sus horas y más horas para contarle al mundo lo que está pasando. Cada uno lo hacemos a nuestra manera. El esfuerzo es grande, lo que hace que sepan más ricas las cervezas y horas de conversación a la noche en el hotel, en la recapitulación diaria de la jornada. Días muy largos, en los que pasan muchas cosas, muy rápidas y con pocas horas de sueño, si.

A tope con la tecla.
Creo que no sería descabellado montar una expedición un poco organizada, con un buen plan de carpeo y tal, para la próxima edición del Open 2015. El Prat nos espera. Hay que dar valor al tournament, y aprovechar el tirón del evento, jugones y twitteros.

De momento, y cerrando lo 'bueno' del Open (que lo 'malo' también lo hay, pero para otro rato), dar mil y una gracias de nuevo a todos los que lo han hecho posible, especialmente a la RFEG, sus chicos del Departamento de Prensa, Miguel y Jorge, y a las press girls del European Tour, lideradas por my hero Maria Acacia. Ha sido un placer y un honor.

Buen día gentes del golf.

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