miércoles, 5 de agosto de 2015

De forrada en la Copa Ulzama

El pasado finde se celebró un clásico en nuestro calendario amateur foral, como es la Copa Ulzama, y aunque a mi me pilló más de que 'no' que de que 'si' tras el Navarro de Dobles, al final la insistencia y gratitud de los Iza Brothers consiguieron embelesarme para vivir dos fantásticos días del más auténtico golf, el del medal y de blancas, que si ya de por si es heavy, en Ulzama es la pera.

Los tres piratas, con la emoción previa.
Para Alberto y Rubén, la Copa Ulzama es como el Masters de Augusta, una cita que les engancha desde tiempos de Rogelio y hacen su hueco y reserva para acudir todos los principios de agosto a batirse el cobre como golfistas 'de verdad'. Es, y ha sido, maravilloso disfrutar con estos dos flipados de este deporte todo el finde, con esa intensidad, con esa pasión, con ese chismorreo de todo lo que hemos hecho, ese golpe, aquel hoyo, ya te lo decía yo, te vi dentro de los árboles, qué topazo, no fue out,... y así desde el desayuno del sábado hasta que nos despedimos el domingo noche con unas hamburguesas, Y todos forrados a golpes. Y todos felices.

Antes de seguir con la crónica no puedo decirles a los Iza Brothers más que gracias y que os quiero, aunque a veces vaya de remolón. El año que viene cumpliremos con todas las promesas que hicimos en nuestro particular Infierno Verde.

El estelar, en el green del 18.

A partir de ahí, el finde fue todo un lujo y placer por ver a tanto jugón auténtico en Ulzama. Se entiende que las fechas no son buenas, dos días de golf exigen una inversión en tiempo y planificación vital y familiar importante y todas esas cosas... pero echamos poco en falta a todos esos jugadores de salón que veneran al señor Stableford. Podéis ir a las clasificaciones y pasar lista. 

Todos de blancas y bien atrás.

Esto es otro rollo. Hubo momentos en el campo donde lo que sufrieron los yankis en Vietnam con los yemenes rojos fue tontería. A mi ese momento me llegó el sábado, con una primera vuelta de 58 golpes y una carrera despendolada hacia los 120 golpes que, gracias a Dios y a que me encomendé a todo mi golf y agarre, logré atajar relativamente a tiempo mediada la segunda vuelta, con mi primer par al 12. Empezar con un triple, montón de doblatas, un 10 en el 9, un 9 en el 10, árboles, ramas, búnkers, topazos, el out,... Saigón.

Pero es que había que volver al día siguiente, donde afortunadamente, y sin la tontuna ni actitud rácana y no comprometida con la que había pinchado bola el día anterior, conseguí hacer un resultado de 93 strokes más o menos decente (muchos pares seguidos), en compañía de otro de los grandes protagonistas del belindeo durante el finde, un maestro, Jose Larraya, quién el día anterior, con dos escasas horas de sueño por aquello de trabajar de noche, protagonizó una de las anécdotas más inverosímiles de la competí, además de la megaforrada con su 105-106. Se libró de la cuchara de palo porque Alberto Iza, tras una fugaz crisis golfística, no entregó la tarjeta el domingo. El winner fue Rubén con un golpe menos que yo, 198.

Eres un crack, Jose.


El caso es que el bueno de Jose Larraya pinchó bola el sábado de amarillas y, después de salir y partir la calle (algo meritorio, así para empezar la competi), claro, le hicieron volver a salir, pero de blancas, que es desde donde se compite en estas pruebas, y le enchufaron un golpe de penalidad. Yo no daba crédito cuando nos lo contaba. Con la parafernalia que hay en ese tee, todo el mundo llamado a filas, saliendo en orden de hcp, con el marshall y tres compañeros de partida más allí... y saliste de amarillas y allí nadie dijo nada? Jose, tú estabas empanado, mucho, muchísimo... pero cómo es que nadie te dijo nada?¿? No daba, ni doy todavía, crédito al asunto.

Espectacular el campo.

Ulzama se volvió a mostrar como un recorrido espectacular de blancas, largo de narices y con unos tees entubados como las cañerías de tu lavabo, aunque lento el campo y también los greenes. Pero da igual, así está para todos, y el nivel de golf que exige pone a prueba no sólo lo mejor de tu juego, si no lo mejor de tu cabeza, y toda la mentalidad y actitud que plantean una competición como esta.

Esta es la que se llevo 106 golpes, pobre.

Lástima que, con los tiempos que corren y, también, el poco esfuerzo que se hace porque no sea así, la Copa vaya cada vez a menos. A mi hace mucha ilusión jugarla, ver a todos esos jugones y jugonas 'sufridoras' como nosotros, y encontrar esa complicidad todo el weekend. Pero la realidad es que el winner fue el de siempre, Julián García Mayoral, que sigue poniendo fino su hándicap en casa ante un plantel de rivales combativos, pero que al final no lo fueron, y desde luego, mucho menos con respecto a lo que hemos visto en ediciones anteriores a lo largo de la última década, o respecto a lo que le ha costado ganar otra Copas. Con poco más de 80 participantes y esa juventud satélite de Aragón y País Vasco que siempre aparece, la batalla fue bastante softly... no estábamos ni los de aquí.

Es el camino, Pablo!

La fantástica carrera, y planta, que lleva Pablo Hualde, segundo e in progress, la garra de Carlos Odériz por mantener el pabellón alto el último día, la competitividad de Mikel Arribas dándolo todo en el estelar como hombre de Zuasti, el espectacular resultado del presi local, Manolo Urra, dando valor, presencia y jugando también, y mucho, la solvencia de Mónica San Juan entre las féminas, el embaucamiento con el que nos tiene Pablo Tellechea a todos, los despendoles de Joaquín el Coletas, los 'ochenticas' de Paco Moreno, la eterna sonrisa del abuelo Beloqui,... siempre hay cosas que apreciar en una Copa Ulzama.

El que más pasión le pone: Pablo Tellechea.

Pero sobre todo, haberla disfrutado y vivido hasta el último poro, el último golpe, el último sudor... y la gran recompensa de la buena compañía. Fue un placer Rubén, Alberto y Jose. El año que viene repetimos. Podéis ver lo guapos que salimos en este álbum que he subido al Face. Lo cuenta mejor que yo ;)

Buena semana gentes del golf.

Estatua en memoria de Rogelio.

NOTA. Enhorabuena a Ulzama por la preciosa estatua de piedra (en forma de bolsa de golf) que se le ha hecho a Rogelio a la entrada del Club. Lleva desde la semana pasada y es un detalle que bien merece.


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